lunes, 19 de noviembre de 2012

MELODY GARDOT

 Palau de la Música, Barcelona, 16 de noviembre 2012

 44 Festival Internacional de Jazz de Barcelona




A Melody Gardot la conocía por haber escuchado (y comprado) sus dos primeros CDs: Worrisome Heart (2008) y My one and only Thrill (2009). Los dos me parecieron buenos pero sin una personalidad definida como cantante, dedicándose, más bien, a imitar a las grandes: Nina Simone, Ella Fitzgerald, etc. 

Quería verla en directo, y escuchar su tercera propuesta: The Absence, para saber si debería incluirla entre mis favoritas o descartarla por ser un producto del mercado discográfico bien lanzado. 

A los 19 años fue atropellada por un automóvil cuando paseaba en bicicleta, razón por la cual tiene afectada la vista (usa siempre gafas negras) y alguna secuela en las piernas, pese a ello llevaba unos tacones de vértigo.
El inicio de su carrera artística fue motivado por su médico, que estaba preocupado por las secuelas del traumatismo craneal sufrido en el accidente. Siguiendo su recomendación, Melody Gardot compuso y grabó algunas canciones cuando aún estaba en cama, incapaz de caminar. Como resultado lanzó el EP Some lessons- the Bedroom Sessions. Su primer álbum, fue una continuación de dicho EP. 




Gardot salió a escena, que estaba decorada como si fuera un puerto lisboeta con bultos de todo tipo, con un mono negro y turbante (no se lo quitó en toda la actuación), cambió, hacia mitad de concierto, el mono por un vaporoso y precioso vestido negro, tipo túnica. 
A Gardot le gusta ir de diva pero nunca llega a adoptar poses prepotentes o lejanas del público. No me gusta cuando voy a escuchar jazz que me ofrezcan espectáculos de luces y colores, por delicados que sean, y eso me distanció de su música. 



La primera parte, centrada en The Absence, fue desigual, con piezas memorables como Lisboa, y otras largas con las que llegó a cansarme por el exceso de percusión.


 

La segunda parte ganó mucho para mi gusto, con piezas más intimistas, en las que la cantante se quedó sola con su guitarra o acompañada por Mitchell Long (guitarra) o, el precioso final, y creo recordar que tercer bis, con Stephan Braun (violonchelo).




Los músicos que le acompañan son excelentes, destacando Irwin Hall (saxo alto, flauta y clarinete) al que vimos tocando dos saxos a la vez y el mencionado Braun que tocó el violonchelo como si fuera una guitarra. Ya he mencionado que me pareció excesiva la percusión con Pete Korpela y Charles Staab a ambos lados del escenario y en alto.



Gardot fusiona, con estilo, jazz, blues y ritmos latinos. Es muy joven, 27 años, y tiene mucho recorrido para definir mejor su propuesta musical, no me gustaría que se convirtiera en una especie de crooner femenina, pero me parece que existe ese riesgo. No la perderé de vista pero no me ha convencido del todo. 

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