lunes, 29 de octubre de 2012

RICHARD HAWLEY



Sala Apolo, 26 de Octubre 2012, 21h,
Barcelona
La sala Apolo es un local nocturno peculiar (sus tonos rojos, sus cortinajes, sus lámparas y sus espacios para sentarse en los laterales) que se ha convertido en uno de los más míticos de Barcelona. Con más de 25 años de historia, ha sido local de referencia para ir a bailar. Actualmente funciona de forma simultánea como sala de conciertos y club de baile.



Cuando entré, con el tiempo muy justo, la sala estaba abarrotada y el concierto de Richard Hawley (Sheffield, 1967) estaba a punto de empezar. 



El estilo de Hawley se podría encuadrar, aunque es un tanto inclasificable, en el indie pop, rock y crooner (estos últimos son cantantes de baladas con connotaciones de trovador, que suelen tener una voz grave y cantan con orquestas, que no suele ser el caso de Hawley).

Salió al escenario vestido en tonos grises y negros, tejanos y cazadora de piel negra, vamos la típica “chupa” de rockero. Llevaba un discreto tupe de rockabilly y siempre estuvo en escena de pie con sus múltiples guitarras que iba cambiando en función del tema.


Su último disco, publicado este mismo año, Standing At Sky’s Edge, se aleja de su habitual narrativa rockera y tiene mucha guitarra con toques densos y psicodélicos. Muros de sonido con la electricidad como gran protagonista y  guitarras que construyen nerviosas canciones llenas de tensión, en donde su voz a veces permanece en segundo plano.

      

 A lo largo del concierto fue combinando temas de este álbum con otros de narrativa rockera, es decir, medios tiempos, susurrantes baladas, desarrollos con la guitarra... Rock de alma que se dice…



Hawley pareció cómodo y relajado en todo momento y estuvo siempre acompañado por un grupo que funciona a la perfección: dos guitarras más además de Hawley, batería y teclados.



A mi me pareció que estaba inspirado y concentrado (siempre muy serio, salvo cuando hablaba al público) en sus interpretaciones y como coguitarrista solista. Cuando interpretó The Ocean, esa joya con un significado especial para mí, la sala se balanceo como si fuera una sola persona al ritmo carnal, romántico, infinito e imperecedero de esta pieza descomunal. 




Una maravilla de concierto… por cierto, estuve sola la mayor parte del tiempo porque mi acompañante se despistó y me perdió de vista. 
Sólo pondré una pega al Apolo, no sirven cava, sólo cerveza y combinados… fue cerveza.

Los vídeos de YouTube.

2 comentarios:

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