viernes, 26 de octubre de 2012

VANESSA DIFFENBAUGH…

GEORGIA O'KEEFE 

Adoro las flores, me proporcionan felicidad, armonía, belleza, ganas de vivir. Me gustan las flores silvestres que encuentro cuando paseo por la montaña.  Las que encuentro en mis viajes y que fotografío aunque sea consciente de que no puede haber mucha diferencia entre flores ya que, por fortuna, no conocen de fronteras. Las flores de mis macetas...

Geranio


Orquídea


Alegría de la casa

Pero quien me conoce bien sabe que las rosas son mis favoritas, su olor, su forma, sus colores… Si están ligadas a momentos felices (viajes, paseos con personas amadas…), esas imágenes las guardo como un tesoro que evoco cuando lo deseo o cuando lo necesito.


La Rosaleda. Barcelona



Milán


Marraquech


Sevilla

El libro de DIFFENBAUGH me sorprendió porque no sabía que las flores habían tenido un lenguaje establecido (más allá de obsequiar a la persona a la que se le regalan) para hacer explícitos los afectos, el amor y los deseos. 
Por supuesto también hay flores para comunicar odios y malos deseos. Esas no me interesan hoy. 

Estas flores me han sido especialmente valiosas y útiles… 

Cornejo=Amor que supera la adversidad

Flox=Nuestras almas son inseparables

Mirto=Amor

Paniculata=Amor eterno


VANESSA DIFFENBAUGH, El lenguaje de las flores.

La novela es de mi amiga gtb, no había oído hablar de ella ni me había llamado la atención en las librerías. 

La novela tiene 332 páginas que se alargan a 345 por el diccionario de flores de Victoria (la protagonista de la novela), la nota de la autora y los agradecimientos. 

El título hace referencia al código que la sociedad victoriana utilizaba para expresar los sentimientos a través de las flores.

V. Diffenbaug nacio en San Francisco en 1978, estudió Pedagogía y Escritura Creativa en la Universidad de Stanford y trabajó como maestra. Esta obra es su primera novela. 




Se trata de la historia de una niña abandonada que recorre familias y hogares de acogida sin lograr ser amada. Esa desgraciada historia, de su infancia y adolescencia, alimenta la idea en ella (Victoria) de su incapacidad para mantener relaciones afectivas. 

Para hacer frente a ese fracaso trata de comunicarse a través de las flores. Con ellas se siente segura y su creatividad le permite hacer felices a otras personas.
Una novela que siempre está al borde de naufragar pero que tiene la capacidad de atraer la atención por la rebelde e inadaptada protagonista. Resulta curioso que una sociedad basada en una estricta moral, como la sociedad victoriana, inventara un código para comunicar sentimientos y afectos a través de las flores. La protagonista recupera ese código para hacer frente a su incapacidad para expresar afecto. El final feliz lo estropea todo.
El libro está correctamente escrito y logra alguna expresión redonda como…

“sus dedos, que rozaron los míos, tenían la temperatura del cielo a primera hora de una mañana de noviembre” (p. 85). 

Entretenida.

Las fotografías de mis macetas, las rosas y la portada del libro son de Laura Uve. Las flores que "hablan" y la foto de la autora están tomadas de google.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

DIME QUÉ PIENSAS SI ASÍ LO DESEAS...