domingo, 22 de agosto de 2010

MERCEDES CASTRO "Y punto."



De nuevo se trata de un libro prestado por otra amiga que es profesora de lengua castellana (vais a pensar que sólo leo libros prestados…). El libro lo he acabado de leer en Italia y está fotografiado en un hotel de Verona.

La novela tiene 799 páginas y el título es una especie de muletilla de la protagonista, Clara Deza, pero también hace referencia a que intenta decir siempre la última palabra.

La trama de la historia es policíaca pero establece en paralelo con ella, unos diálogos interiores que son muy largos al principio y se abrevian cuando la trama policial se intensifica. La trama policial está muy bien montada y mantiene la tensión hasta el final, se producen varios asesinatos, con apariencia de suicidios, que sólo Clara Deza considera que son homicidios y que tienen relación entre sí. Muy bien montada la historia y la relación que existe entre los diversos personajes (el yonqui, la prostituta, el mafioso, la madame, etc.), pero lo más sobresaliente, para mí, son los diálogos interiores de Clara Deza que dibujan una mujer contradictoria, malhablada, con una radical y particular filosofía de la vida. También hay espacio para su vida personal, sus amigas, su marido, su suegra…

Algunos de estos diálogos interiores definen a Clara Deza con la que es inevitable simpatizar y encontrar puntos en común. Clara es una mujer íntegra, sincera, que ama la libertad y que valora la honradez consigo misma, con las personas que quiere y con su trabajo.

Cuando leí estos dos fragmentos quedé atrapada y cautivada por el personaje:

“…más o menos una vez cada tres meses, me da por llorar descontrolada sintiendo que esas lágrimas son como la lluvia de donde vengo, lluvia sobre piedra gris que lava y pule y aleja el polvo, lágrimas que me liberan de una inquietud que siempre he tenido dentro, de una pena que llevo en la sangre desde que nací, de un fatalismo personal asumido y silencioso que no puedo evitar ni vencer aunque intente disimular…” (p. 36).
“Se me alborota la vida por temor de lo fatal, me doy cuenta de que soy mortal y que igual me acabo, de que el único rival que debo respetar es lo letal de los achaques y de qué sirve lo demás, los espejismos de lo diario, el bucle de lo cotidiano, lo banal, lo mundanal, el inútil oropel, el absurdo de no querer caer del pedestal cuando al fin toda faceta de es mal es venial, si todo se pliega y se arruga y se agota y se acaba ante la enfermedad y la muerte” (p. 39).

A partir de la treintena de páginas, todos los diálogos interiores me han parecido estupendos, pero destacaré algunos:

“…todas esas leyes de la civilización están ahí para impedir que los salvajes hagan lo que quieran, y yo, la más caótica, la más perdida y desorientada, la más veleta e inquieta, la más salvaje, debo entender de una vez por todas que hay que limpiar la nevera de líquenes verdes que trepan por sus paredes de escarcha, callar si un jefe habla, no esperar a que se acabe la mermelada de cereza y, definitivamente, no llegar tarde…” (p. 217).

“Y resuelta, haciéndose gestos de asentimiento, dándose la razón como las locas de los cartones que van por la calle envueltas en sus conversaciones imaginarias, inmersas en eternos monólogos con las mujeres que fueron en otra vida, decide que no necesita a nadie, que nadie la va a entender ni la va a felicitar ni la va a apoyar porque nadie valora realmente el verdadero mérito de su trabajo, la lucha que mantiene consigo misma y sus ganas de dejarlo y descansar por fin de los demás, que no la entienden, que no se enteran de nada,…” (p. 417).

“Ríen las tres quedamente, cínicamente, con esa risa desesperada de lo perra, lo puta que es la vida, y más la nuestra, trabajando como negras todo el día, con esa mierda de la liberación femenina que mira que nos la han vendido bien y ya ves tú, qué asco de invento, lidiar con los compañeros en la oficina, con el carrito en el supermercado, con la familia en el cumpleaños, con la celulitis en el baño gimoteando porque no tenemos un cuerpo perfecto y, para rematarlo, odiando que nos lo recuerden nuestras parejas, si las tenemos, porque vaya insensibles y egoístas que son, y si no pues todavía peor, con el ansia de sentirte incompleta, como si te faltara algo. Qué mierda, vaya mierda de vida” (pp. 460-461).

“Al próximo que me diga que la vida es una tómbola le meto una hostia. La vida es un marrón, un auténtico marrón grande y gordo que va creciendo a medida que aumentan nuestros años y nuestra ansiedad. Sí, eso es la vida” (p. 644). Pero no, claro, no dejo que este pensamiento derrotista y absurdo me gobierne más de un minuto. Cómo hacerlo. Soy una luchadora, una hormiga atómica, una petarda que no puede parar de trabajar…” (p. 645).

En fin, reproduce los diálogos interiores que las mujeres tenemos cuando pensamos a la vez en mil cosas y no mantenemos las formas ni la fachada de duras y somos sinceras porque nadie nos oye.

RECOMENDACIÓN: leerla es una magnífica novela, disfrutaréis seguro.

11 comentarios:

  1. Yo ya la he leído y todo los miembros del Club Negro y ha todas nos ha gustado, aunque alguna ya tiene sus peros.
    Muack.
    Emma.

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  2. Es la segunda vez que veo este libro recomendado y como estoy en Viena no he podido encontrarlo. A la que vaya a visitar a la familia, me lo compro seguro. Me gustan esos pensamientos internos, con algunos de los cuales me he sentido plenamente identificada.
    Gracias!

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  3. Emma: es cierto que no es una novela negra al uso, toda esa parte de los diálogos interiores es muy intimista y es poco habitual en este género. ¿Para cuando el debate?
    Bssss
    Dona invisible: ya digo, es lo que me pasó a mi desde la página treinta, simpaticé de inmediato con esa pelea interior de Clara Deza. Vives en Viena? Ummm que interesante...
    Bssss

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  4. Me parece interesantísima.
    ¡Dios es que no tengo tanto tiempo QUIERO MAS HORAS POR DIA!!!!!
    besos

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  5. Lo tenemos previsto para este jueves y el próximo hacer un especial de nuestra critica, también con debates. ¡Contamos contigo! ya tenemos varios seguidores que la han leído toda así que seremos por lo menos ocho para debatir. Hemos fijado los jueves para hacer las entradas del Club.
    Gracias por tu fidelidad.
    Muack.
    Emma.

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  6. 40añera: Pues ya somos dos (pero creo que somos multitud) las que necesitamos más horas para abarcar todo lo que nos gusta. En el fondo eso es una gran suerte, significa que estamos muy vivas ¿o no?

    Emma: ahí estaré el jueves, contad conmigo.
    Bsss

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  7. Laura a mí también me ha cautivado esta policía, son de esas novelas que te marcan.
    Besos wapa.

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Me gustan esos diálogos interiores y ya me has dejado intrigada... Y la lista se me alarga y no tengo tiempooo, juassssss!!!!!!!!

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  10. Estamos todas encantadas con esta novela y eso que nos la recomendó un tipo con una mancha de aceite en la camiseta. Tendremos que localizar al espontáneo Laura.
    Saludos.

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  11. Lía: de acuerdo del todo todito... es un personaje de esos que se te mete dentro.
    Besosss
    Calma: lo sé, con lo que te gusta a ti darle vueltas (interiormente) a las cosas... Clara Deza te encantaría. Busca tiempoooo... jajaja. Abrazo grande.
    Marta: el de la camiseta merece un recuerdo y se lo estamos dando ehhh... Tan ajeno que debe estar a esa mancha de aceite.
    Saludosss

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